Esta es una de las doce fiestas principales de la Iglesia Ortodoxa y se celebra en la noche que va al 19 de enero. En todos los templos ortodoxos de Rusia se oficiarán liturgias solemnes. La principal, será el rito de la bendición del agua en la catedral de la Epifanía, de Moscú, oficiada por el primado de la Iglesia Ortodoxa de Rusia, el Patriarca Kiril de Moscú y de toda Rusia.
En los primeros siglos del cristianismo, la fiesta de la Epifanía era celebrada durante varios días. Se consideraba que solo en ese período, todo el que desease podía familiarizarse con la fe cristiana a través del sacramento del bautismo. Las tradiciones de esta fiesta provienen directamente de los textos del Evangelio, explicaba el arcipreste Vadim Leonov, docente del Seminario conciliar de Moscú Sretenski:
—Jesucristo acudió, antes de entregarse al servicio público y a predicar su doctrina, hasta el río Jordán, pasa ser bautizado por san Juan Bautista. Entonces, hasta el Jordán llegaban muchas personas de Jerusalén y de los alrededores para quedar limpios del pecado. Pero, cuando san Juan vio a Jesús que se dirigía hasta él entendió que, este era el Redentor del mundo del que habían hablado los Profetas, y dijo a los que estaban allí: “He aquí al Cordero de Dios que cura los pecados del mundo”. Justamente con el Bautismo en el Jordán comenzó la prédica divina de Cristo. Después de aquello, comenzaron a sumarse sus discípulos, los apóstoles, y a guiar a las personas por la senda de la salvación. El Bautismo de Jesús constituye un suceso importante no solo de la vida terrenal de Cristo, sino también de todos los cristianos.
Hoy se desconoce dónde recibió Jesús justamente sacramento del Bautismo. En la ribera del Jordán hay hoy día unos cuantos lugares supuestos. En otoño del año pasado, uno de ellos fue visitado por el Patriarca Kiril, durante su viaje pastoral hasta la Tierra Santa y Jordania. Allí departió las siguientes impresiones:
—Uno siente aquí de manera especial ese gran acto del Bautismo del Redentor, cuando en medio de una muchedumbre de pecadores se presentó ante san Juan Bautista. Y aunque estaba limpio de pecado se lavó en estas aguas del Jordán. Cristo no necesitaba del Bautismo, pero por cuanto era uno de nosotros, realizó aquello que debía hacer. Este es un magno testimonio del misterio de la encarnación divina, de la unión de Dios y del hombre en la persona del Redentor, así como en la vida posterior de la Iglesia.
La fiesta del Bautismo de Cristo es celebrada a su manera en los distintos países. En Rusia, en la víspera de esta fiesta, los creyentes ayunan, y en todos los templos ortodoxos se oficia desde la mañana misma el rito de la bendición del agua. Para los creyentes, el agua bendita del bautismo trae salud espiritual y corporal. Para ello la beben en sorbos en ayuno, rocían con ella las habitaciones y el lugar de trabajo, con el objeto de “invocar la bendición divina para la gente”.
Muchos creyentes se sumergen en este día en un claro hecho en el hielo de una laguna en forma de cruz, conocido con el nombre de Jordán, en recuerdo del emblemático río. Es verdad que, sobre esta particular no existen preceptos canónicos algunos. Lo principal es que las personas no olviden, más allá de su forma, la esencia y el sentido de la fiesta. En las últimas dos décadas ha crecido considerablemente el número de los que desean sumergirse en estos Jordán en el hielo. Se calcula que el número de estos audaces llegará este año a los ochocientos mil. Junto a todos estos lugares permitidos, el año pasado fueron creados más de dos mil quinientos, habrá un puesto de la Defensa Civil. Con el objeto de recuperar rápidamente la temperatura normal se instalan para ellos cocinas de campaña, donde el te caliente cumple su cometido.
Con la fiesta del bautismo termina tradicionalmente la Pascua, los doce días que siguen a la Navidad.
La Voz de Rusia