Hace 90 años, el 22 de noviembre de 1921, en gravísimas condiciones oficiales y soldados rusos pudieron crear una organización bien unida: la Sociedad de galipolianos. Más tarde, filiales de esta sociedad aparecieron en muchas ciudades del mundo.
Galípoli es una página de la gran tragedia en la historia de nuestro país. Es una tragedia de la revolución, de la Guerra Civil, tragedia del pueblo ruso, dice Leonid Reshetnikov, director del Instituto de Investigaciones estratégicas de Rusia.
¿Qué significa Galípoli? Se trata de oficiales, soldados, intelectuales, refugiados rusos que se vieron obligados a abandonar la querida patria. No son palabras hueras, ellos de veras amaban a su patria. Y allí, en tierra ajena, sin medios de subsistencia, viviendo en tiendas de campaña, en suelo pelado, no uno o dos meses, sino un año, año y medio y dos años, esta gente dio muestras de los mejores rasgos de nuestro pueblo. Es una especie de Gólgota del pueblo ruso. Pues Galípoli, o Lemnos, o Bizerta significan decenas de tumbas. Las personas morían allí de enfermedades y de heridas. Muchos historiadores dicen: tres millones de rusos se vieron compelidos a abandonar su patria.
Los galipolianos pronto se dieron cuenta que no eran refugiados sino una fuerza armada que debía vivir según las costumbres y leyes del ejército ruso. Cumplían bien con el servicio militar, organizaban desfiles militares, allí funcionaban 6 escuelas militares y dos escuelas de oficialidad. Se editaban revistas impresas a máquina. Había dos teatros. Se emitía un “periódico oral” que se leía por altavoz. Todos estaban unidos por la fe ortodoxa. En el verano de 1921 fue estrenado un monumento a centenares de uniformados y civiles sepultados en el cementerio de Galípoli. En 1945 este fue destruido por un terremoto. En 2008, a iniciativa de la Fundación San Andrés de Rusia y por el Consejo de Gloria Nacional y con el apoyo del gobierno de Rusia, el monumento fue reconstruido según su original.
Los galipolianos aguantaban con dignidad su cruz. Y este monumento es un símbolo de su proeza. Para nosotros es un ejemplo de cómo se debe aguantar las penurias, estima Leonid Reshetnikov.
Y su segundo sentido, no menos importante, quizá el más importante, es un recuerdo para nosotros, los ciudadanos de la Rusia de hoy, para que pensemos cómo habíamos permitido tamaña tragedia. ¿Por qué se produjo esto? ¿En qué está la causa de que en un país en desarrollo, que en 1913 alcanzó altos ritmos de crecimiento, de súbito sobrevino tal tragedia? Cuando los hermanos se batieron entre sí, cuando se aniquilaban clases enteras de la sociedad. Después de esta tragedia la gente hasta la fecha no puede volver en sí.
Anualmente, para el sábado más cercano al 22 de noviembre en las iglesias ortodoxas de los países en que viven los descendientes de los galipolianos, se ofician misas. Este año en Bruselas, Ginebra, Luxemburgo, Moscú, Frankfort, San Francisco y en otras ciudades del orbe las misas se oficiarán el 26 de los corrientes.