El nombre de este santo ruso es conocido no sólo en Rusia, sino también mas allá de sus fronteras. En muchos países, es más, no sólo ortodoxos, tales como por ejemplo Francia, Japón y China y otros hay templos dedicados a esta personalidad política y religiosa rusa del siglo XIII. Jefe militar talentoso, diplomático, un gobernante sabio y fuerte, Alejandro Nievski consagró toda su vida al servicio a la patria. Su gloria fue grande incluso en vida. Las principales batallas fueron ganadas por el príncipe a los veintitantos años: aquella fue la batalla del Neva contra los suecos en 1240 y la batalla de los Hielos, frente a los caballeros alemanes cruzados en el lago Chudskoi, en 1242. En toda su vida, el príncipe no perdió una sola batalla. Antes de su muerte tomó los hábitos. Su nombre es el símbolo no solo del poderío militar de Rusia, subraya el patriarca Kirill.
- La imagen de Alejandro Nievski posee una fuerza de atracción especial. En ella, la profundidad de la fe cristiana se revela en las acciones mas resueltas, y la resignación del cristiano marcha de la mano con la audacia del guerrero y la sabiduría del diplomático. Alejandro Nievski ejerció el principado en tiempos cruciales y difíciles para nuestro país, cuando la antigua Rusia era víctima del yugo extranjero y había pedido de hecho su soberanía. Mientras que las victorias militares de Alejandro Nievski aparte de neutralizar las amenazas externas, vigorizaban a los rusos y los ayudaba adquirir fuerzas. Estas victorias despertaban la conciencia nacional. El ejemplo de Alejandro Nievski nos induce a pensar en que el dirigente estatal entrañaba aparte de la responsabilidad política una enorme responsabilidad moral.
Hace cinco años, en Rusia se dio la partida al programa cultural religioso Alejandro Nievski. Su objetivo consiste no sólo en preparar la comunidad ortodoxa para los festejos del octavo centenario natalicio del santo que será solemnemente celebrado en 2020, sino además, en popularizar su nombre tanto en Rusia como en el extranjero, explica Vladimir Yakunin, promotor del programa y director de la Fundación de San Andrés.
- Nuestro programa desarrolla el principio del patriotismo culto que une los principios de la fe y de la fidelidad, en que el servicio a Dios está vinculado al servicio a la Patria. En los últimos años, el programa se torna de cada vez más envergadura y multilateral. El programa comprende la construcción de templos y, la gira con los restos del santo príncipe por las eparquías no sólo de la ortodoxia rusa, sino además de otros templos ortodoxos del mundo, la labor educativa con la juventud, la organización de las Jornadas de Alejandro, fiestas infantiles anuales, la edición de literatura temática, la convocación de conferencias científicas y de mesas redondas, y otras actividades. Todos estos elementos están unidos en un solo vector de la atracción de la sociedad a la ética del servicio a Dios y a la patria.
La condecoración religiosa de san Alejandro Nievski será la décima sexta edición de la ortodoxia rusa. Hace tiempo que existe en Rusia la insignia laica de distinción con ese mismo nombre. La historia de esta condecoración estatal data de 1725. Ella fue instituida por un decreto de la emperatriz Catalina I. Antes de la revolución de octubre de 1917, la distinción tenía el carácter de estatal. Después de la II Guerra Mundial, la condecoración fue restaurada como distinción militar para altos rangos del mando del Ejército Rojo. Pero, con la desintegración de la URSS, a principios de la década del 90 pasó a la categoría de “inertes”, o sea existía de manera nominal pero no se distinguía a nadie. En septiembre de 2010 el presidente firmó un decreto por el que la Orden devino nuevamente una condecoración civil de la Federación de Rusia. El primer Caballero de la orden, renacida en febrero de este año, fue el patriarca Kirill.
La tradición de estimular a personalidades sociales y religiosas con distinciones religiosas y medallas es relativamente joven. Las primeras insignias de distinción de la Iglesia ortodoxa rusa fueron instituidas tan solo en los años cincuenta del siglo pasado. A propósito, con ella han sido distinguidos no sólo ciudadanos de Rusia. Por ejemplo, con la medalla de san Vladimir fue distinguido en 1959 el emperador Haile Selassie I, de Etiopía, y con la Orden de san Danilo de Moscú, el superior de la comunidad de la Iglesia ortodoxa japonesa, el Arzobispo Danilo, de Tokio y de Japón, Ikio Nusiro. Y otra medalla de Honor de la Iglesia rusa, la Orden de la Gloria y del Honor, guarda respetuosamente Fidel Castro.