Perú: la pulseada entre la Universidad Católica y la Iglesia
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Se trata del enfrentamiento entre una de las universidades de mayor prestigio en el país y la Iglesia Católica.

La particularidad radica en que la disputa ocurre entre el controvertido arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, y la Pontifica Universidad Católica del Perú (PUCP).

La pulseada entre ambos bandos es por el control de la casa de estudios, que rechaza la idea del arzobispo –apoyada por el Vaticano– de modificar los estatutos.

Con ese cambio, Cipriani ganaría poder dentro de la universidad, que cuenta con unos 22.000 estudiantes.

Para la iglesia peruana se trata simplemente de aplicar lo que indica el derecho canónico.

La PUCP abroquelada en su posición se niega a los cambios –que consideran injustificados–, y desde el rector, demás autoridades, profesores y alumnos rechazan ceder en esta pulseada.

Hasta el Vaticano movió las fichas al ver que se dilataba una resolución.

La Santa Sede anunció el envío de un "visitador apostólico" para intentar mediar en un conflicto que, según la universidad, tiene un trasfondo político.

El origen

Padre Luis Gaspar, doctor en Derecho canónico

El conflicto actual tiene dos vertientes: la religiosa, sobre el hecho de que los estatutos de la universidad estén conforme a lo estipulado por la Iglesia Católica y la legal, sobre el testamento del fundador del centro de estudios.

La Universidad Católica, fundada en 1917 por un cura y un grupo de laicos, es en realidad una institución no confesional y el título honorífico de "Pontificia" le fue concedido por el Vaticano al cumplir 25 años.

Eso dice la universidad, pero la iglesia peruana considera que la institución siempre ha estado vinculada a la Santa Sede.

En 1944, José de la Riva-Agüero y Osma, un historiador y político peruano, se convirtió en el principal benefactor de la universidad al dejar su herencia a la institución.

En su testamento estableció que una junta –integrada por el rector y alguien designado por el arzobispo de Lima– administraría los bienes de la universidad y que a los 20 años la propiedad absoluta de los bienes quedaría en manos de la universidad.

La Iglesia cuestiona esto y asegura que la PUCP se está basando en la primera versión del testamento y no en la segunda, que sí le daría derecho a permanecer en la junta.

La disputa con la Iglesia no es nueva. De hecho, la última vez que Roma reconoció el estatuto de la PUCP fue en 1969. Fue allí cuando la universidad comenzó, de acuerdo a una nueva ley orgánica peruana, a elegir sus autoridades.

Hasta ese entonces el Vaticano nombraba al rector.

Y aunque los estatutos no recibieron el visto bueno de la Santa Sede, siguieron reconociendo a los rectores que la universidad elegía.

Ya no. El actual rector, Marcial Rubio, y su antecesor, elegido en 2004, nunca obtuvieron la luz verde del Vaticano. Para ese entonces Cipriani ya estaba al frente del arzobispado.

"Los problemas comenzaron con Cipriani, quiso tener una presencia en la universidad", dice la vicerrectora de investigación de la PUCP, Pepi Patrón Costa.

"Hay una lucha de una institución por mantener su autonomía, su pluralidad frente a uno de los sectores más conservadores de la Iglesia Católica, el Opus Dei, del cual Cipriani es un connotado miembro, ideas que contrastan con la universalidad de la universidad", agrega en conversación telefónica desde Lima.

El controvertido Cipriani, que cosecha rechazos en parte de la sociedad peruana, fue objeto de polémica durante las elecciones de este año al apoyar candidatura de Keiko Fujimori.

En los 90 hizo un comentario que sus detractores recuerdan constantemente: "Los derechos humanos son una cojudez (tontería)", dicha por Cipriani, cuando por entonces era obispo de Ayacucho y le llegaban casos con los que lidiar debido al conflicto armado que vivía el país.

Cipriani, quien ostenta el cargo de Gran Canciller de la PUCP, un título honorífico, "tiene la clara intención de controlar el nombramiento de las autoridades y de controlar los bienes de la universidad", le dice a BBC Mundo Marcial Rubio, rector de la universidad.

"El conflicto –opina Rubio– no es con toda Iglesia, es con el arzobispado de Lima".

La postura de la Iglesia

El arzobispado de Lima rechaza que se quiera pasar por arriba de la autonomía universitaria. Pero dice que la Congregación para la Educación Católica del Vaticano exhortó a que la PUCP se rija por la  Ex corde Ecclesiae, una Constitución para las universidades católicas que aprobó Juan Pablo II.

Para la PUCP no hay necesidad de reconocerla pues dicen que el Estado peruano acordó con el Vaticano ya en los años 80 que las instituciones educativas se rigen por la legislación del país.

"En absoluto es violar la autonomía, si la asamblea universitaria elige una terna, luego el Gran Canciller lo presenta a Roma para que tomen la decisión, pero ellos lo están eligiendo. Esto sucede en las otras nueve universidades católicas de Perú", le dice a BBC Mundo el padre Luis Gaspar, doctor en derecho canónico y juez del tribunal eclesiástico de la Iglesia Católica peruana.

Para Gaspar lo que buscan las autoridades de la PUCP, que en asamblea –compuesta por el rectorado, docentes y estudiantes– rechazó la semana pasada el cambio a los estatutos, es "desconocer el vínculo con la Iglesia Católica".

"La Conferencia Episcopal de Perú considera que esa Universidad es de la Iglesia y que su enseñanza debería darse conforme a los principios católicos. (Ellos) no quieren que la Santa Sede vigile sus bienes eclesiásticos ni su identidad católica", agrega.

¿Suficientemente católica?

Ahí reside una de las aristas de este conflicto. Porque la PUCP siempre ha sido un poco menos católica de lo que a las autoridades eclesiásticos les hubiera gustado.

Marcial Rubio, rector de la Pontificia Universidad Católica del Perú

Ya en la década de los setenta, quien era arzobispo de Lima en la época dejó el cargo molesto porque la universidad había tolerado que un profesor mantuviera el cargo pese a haberse divorciado.

Gaspar considera que en la PUCP existen "ambientes cuyas enseñanzas van en contra del pensamiento católico, se promueve el aborto, el matrimonio entre homosexuales".

Desde el centro de estudios recuerdan las críticas hechas a la declaración, realizada fuera de la universidad, de un grupo de profesores que apoyaron la llamada "píldora del día después".

"Quieren intervenir cuando se considera que un profesor no tiene una conducta moral acorde a lo que ellos consideran correcto, es una injerencia directa. Para ciertos sectores de la Iglesia Católica no somos lo suficientemente católicos", dice Patrón.

Y agrega: "Somos lo católicos que debemos ser en el mundo contemporáneo. Se respeta la libertad de pensamiento, la libertad de cátedra de todos los profesores. No queremos que todos los profesores se rijan por el dogma católico".

La Iglesia se defiende y asegura que la libertad de cátedra no está en peligro, ni dicen rechazar personas de otros credos, pero "pedimos que respeten el nombre de Pontificia y Católica", asegura Gaspar.

Desde la PUCP se consideran una universidad católica, pero hacen un llamado a la tolerancia. "La universidad respalda a la Iglesia, pero respeta la diversidad. Tenemos una teología más social, y esto en los sectores más conservadores no gusta", asegura el rector Rubio.

BBC


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