Después del oficio el arcipreste Pável, al presentar al sacerdote ortodoxo de Brasil, dijo:
“Hoy cuando con el Padre Vasili celebramos el oficio divino, él lanzó algunas exclamaciones en portugués, lengua que también habla el pueblo brasileño. Y entre esa gente, como ustedes ya han comprendido, viven no pocos ortodoxos. Hay quienes han venido a nuestra Iglesia de otras confesiones, son personas de diferentes nacionalidades. Con regocijo pido al Padre Vasili tomar la palabra y contarnos sobre el servicio que presta”.
Al contar a los creyentes de Bélgorod sobre su actividad ortodoxa en ese país tan alejado de Rusia, el Padre Vasili decía que los templos rusos en el extranjero están llamados a ayudar espiritualmente a los compatriotas, que se vieron lejos de la patria. En esto contempla su predestinación como superior de la Iglesia de la Santa Mártir Zinaida en Río de Janeiro. El Padre Vasili pronunció las siguientes palabras muy penetrantes:
“A mi juicio, esto es el alfa y el omega – recordarle al hombre: aunque esté a distancia, en otro huso horario, pero nos une la Madre Iglesia, la oración, que no conoce obstáculo alguno ni en el tiempo ni en el espacio. La oración es el pilar y la afirmación de la ortodoxia en Rusia y más allá de nuestra Patria. Es también el consuelo que reciben los rusos en el templo ruso en la gran ciudad de Río de Janeiro. A pesar de los 15 kilómetros que nos separan de la patria, sentimos nuestra unidad. Esto nos inspira a continuar con nuestra actividad, y hay que agradecer a Dios porque por su Divina Providencia nos hemos visto allí. ¡Lo más importante es conservar nuestra fe ortodoxa!”
El Padre Vasili regresó a Río de Janeiro para proseguir su misión ortodoxa. Fue designado clérigo en Brasil por el Santo Sínodo del Patriarcado de Moscú. Precisamente bajo la administración del Patriarcado de Moscú se encuentra actualmente la Iglesia de la Santa Mártir Zinaida, construida en 1937. Con anterioridad, en 1917, con medios del Emperador ruso Nicolás II, en Río de Janeiro se levantó la Iglesia de San Nicolás. Fue un obsequió del zar a todos los ortodoxos residentes en Brasil. Para aquel entonces muchos ortodoxos ya habían emigrado a Brasil. Eran emigrantes laborales del Imperio Ruso, mayoritariamente campesinos sin tierras y obreros y artesanos indigentes. El templo se construía como iglesia anexa a la Embajada rusa. Pero, tras la revolución bolchevique rusa en octubre de 1917, las relaciones diplomáticas entre los dos países fueron suspendidas. El templo acabado de construir se quedaba sin dueño. Las autoridades brasileñas lo entregaron a la Iglesia Ortodoxa de Antioquía con sede en Damasco.
Entretanto, la colonia rusa empezó a agrandarse por cuenta de los emigrantes políticso que abandonaron la Rusia revolucionaria. En 1921 a Río de Janeiro llegaron unos 1.500 refugiados, en su mayoría ex oficiales rusos que combatieron en la guerra civil contra el Ejército Rojo.Muchos de ellos viajaron a Brasil con sus familias. Una parte de los nuevos inmigrantes se dispersó por todo el país, aunque la mayoría se quedó en Río de Janeiro y organizó allí su comuna. Eran ortodoxos profundamente creyentes. Muchos años rezaron en la Iglesia de San Nicolás, que ahora pertenece al Patriarcado de Antioquía. Y todo el tiempo anhelaban construir una iglesia propia de la comunidad ortodoxa rusa.
Tan sólo en 1934 se dio la posibilidad de adquirir a plazos un terreno en el barrio de Santa Teresa para construir una iglesia. La última cuota se pagó sólo en 1941. Prácticamente todas las familias rusas que entonces vivían en Río de Janeiro hacían donaciones para la edificación del templo y además participaban en los trabajos de construcción. Por eso la iglesia fue levantada en corto plazo. Se la construyó al estilo de las iglesias rusas de finales del siglo 13 y principios del 14, según el proyecto del ingeniero Konstantín Trofímov, gran conocedor de la arquitectura religiosa de la antigua Rusia. El primer párroco de la iglesia, que recibió el hábito religioso, ya después de haber emigrado, fue el abogado Georgy Gordov. Hasta la revolución de 1917 se ocupaba de asuntos meramente mundanos: era alcalde de pequeña ciudad de Crimea. El ingeniero Konstantín Trofímov también recibió los hábitos en el exterior y de 1939 a 1950 fue párroco de la iglesia. La falta de sacerdotes en las colonias rusas en el extranjero hizo que estas dos personas profundamente religiosas cambiaran completamente su vida.
Durante la ceremonia de consagración la iglesia recibió el nombre de Santa Mártir Zinaida, según el deseo del arquitecto Gleb Sájarov. Era un exitoso profesional que hacía mucho tiempo que trabajaba en Brasil. Él donó una abultada suma de dinero para el templo que se construía bajo su supervisión. Cuando la construcción estaba llegando a su fin falleció la esposa del arquitecto llamada Zinaida. Gleb Sajárov amaba profundamente a su esposa y quería perpetrar su memoria. Fue así que pidió consagrar la iglesia en honor de la patrona celestial de su difunta esposa – la Santa Mártir Zinaida. La tradición cuenta que ella predicaba el cristianismo en su período temprano y fue apedreada hasta la muerte por los perseguidores de la Iglesia de Dios. La asamblea de la comunidad aceptó que el templo lleve el nombre de la Santa Mártir Zinaida.
En torno a la nueva iglesia se agrupó una comunidad ortodoxa bastante numerosa en aquel tiempo. Tras la II Guerra Mundial se incorporó a ella una nueva ola de emigrantes rusos, que llegaron de países europeos devastados por los nazis con la esperanza de organizar lo mejor posible su vida en Brasil. Entonces también llegaron rusos preocedentes de China. Ellos huyeron a ese país tras el establecimiento del gobierno comunista en su patria en 1917. Pero tres décadas después los comunistas triunfaron en China y estas pobres personas de nuevo tuvieron que buscar refugio en otros países. Brasil fue uno de los países que recibió a los “rusos de China”. Suele considerarse que el florecimiento de la vida de la comunidad ortodoxa rusa se produce en esos años. Entonces en la Iglesia de la Santa Mártir Zinaida se crea un coro compuesto en los mejores tiempos por 25 personas. Ahora de esto sólo quedan recuerdos.
Inicialmente la Iglesia de la Santa Mártir Zinaida se encontraba bajo la jurisdicción de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el exterior. Después pasa bajo la administración de la Iglesia Ortodoxa Americana Autocéfala. Y poco después del desplome de la Unión Soviética se abre una nueva página de la historia de la comunidad rusa en Río de Janeiro. Se manifiesta el deseo de que el templo pase bajo el patrocinio del Patriarca de Moscú y toda Rusia. El febrero de 1999 el Santo Sínodo acoge la parroquia de la Santa Mártir Zinaida bajo la jurisdicción del Patriarcado de Moscú.
En octubre de 2001 el sacerdote del Patriarcado de Moscú, Pável Feoktístov, es nombrado párroco de la iglesia. Fue cordialmente acogido por los feligreses rusos en Río de Janeiro. Él no sólo se dedicaba a los oficios divinos, sino también a la beneficencia, aunque en proporciones modestas. Anexo al templo se creó una caja para ayudar a las personas ortodoxas muy necesitadas; para ellos se adquirían comestibles y medicamentos. El sacerdote también trataba mucho con los brasileños que mostraban un gran interés por la ortodoxia.
“Cuando algún habitante local quiere pasar del catolicismo a la ortodoxia, yo no lo apresuro –decía el Padre Pável en 2004. – Le aconsejo visitar con mayor frecuencia nuestros oficios, rezar, fijarse, comunicarse con los rusos. Ellos deben comprender que el que quiere ser ortodoxo debe preparse para las dificultades y un largo camino de penitencia y trabajo. Nosotros no nos dedicamos a convertir a las personas a nuestra fe. Como Iglesia estamos abiertos para todos, pero la ortodoxia debe ser adoptada de forma conciente. Y si uno se vuelve ortodoxo aquí, en Brasil, eso significa que también se convierte en miembro pleno de la comunidad, que debe compartir la vida, las preocupaciones y los problemas de la comunidad. Y no todos son capaces de ello”.
A la par con el servicio pastoral el Padre Pável tuvo que ocuparse de la reconstrucción del edificio de la iglesia, que duró 2 años y medio. Después de los trabajos el templo blanco como la nieve y con la cruz ortodoxa sobre su cúpula empezó a irradiar una belleza nueva tanto de la parte exterior como de la interior. El altar y la mampara del inonostasio fueron revestidos de mármol blanco en combinación con el granito azul del Estado de Bahía y una variedad especial de roble brasileño. También se transformaron los iconos restaurados y las paredes repintadas. Las nuevas ventanas de mosaico presentan un aspecto muy singular. Cabe destacar que en la base del altar se colocó una parte de las reliquias de un nuevo mártir ruso, el sacerdote Sergey Radveresky. Él fue víctima de los sucesos revolucionarios que conmovieron el Imperio Ruso. Fue fusilado en 1918 por no renegar de su dignidad eclesiástica y de su fe.
Podría decirse que en febrero de 2006 el templo ortodoxo ruso, el único en Río de Janeiro, tuvo un segundo nacimiento. Entonces se consumo, tal como se denomina en el lenguaje eclesiástico, la Gran Consagración de la Iglesia Renovada. Y en ella tomó parte el Metropolita Kirill de Smolensk y Kaliningrado, hoy Patriarca de Moscú y toda Rusia. “Les agradezco por haber conservado esta iglesia, a pesar de los tiempos difíciles que atravesó nuestro país” –dijo el primado en un mensaje-prédica dirigido a los feligreses de la comunidad rusa.
Ahora la comunidad ortodoxa rusa en Río de Janeiro no es tan grande como antes. No siempre asiste mucha gente al servicio dominical. Son más los parroquianos que van a la iglesia en las fiestas de Navidad y de la Pascua, y asimismo el Día de la Santa Mártir Zinaida. Pero a diferencia de Río de Janeiro, donde sólo hay una iglesia ortodoxa rusa, en la populosa ciudad de Sao Paolo son varias. Y en el Estado de Río Grande del Sur, una iglesia del Patriarcado de Moscú se encuentra en su capital Puerto Alegre, y otras dos en los lugares de las primeras colonias rusas – Santa Rosa y Campina das Missoes.
La Voz de Rusia