Entrevista con el profesor de la Academia Teológica de San Petersburgo, Mijaíl Vitalyevich Shkarovsky
En la entrevista con uno de nuestros constantes colaboradores, el profesor de la Academia Teológica de San Petersburgo, Mijaíl Vitalyevich Shkarovsky, se abordan los problemas actuales de la historia de la Iglesia contemporánea, así como también se hace una pequeña excursión a la historia de la Iglesia del siglo XX.
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Ponomareva M.: Mijaíl Vitalyevich, a Usted se le conoce como a un historiador, que lleva a cabo varios proyectos. ¿En qué está Usted trabajando ahora?

Shkarovsky M.V.: Como de costumbre, tengo varios proyectos. Lo que pasa es que escribo tres o cuatro libros, y a veces, hasta más. Y tanto éste, así como y los próximos años, son de aniversarios para muchas iglesias y monasterios de San Petersburgo, en particular, acaba de finalizar el gran aniversario,  200 años!, de la catedral de Kazán. Yo fui el guía científico de la conferencia, y ahora compongo la colección de los materiales sobre la historia de la catedral, entre ellos habrá algunos de mis artículos. También, en un futuro cercano, en el año de 2013, celebraremos el 300 aniversario del monasterio de Alexander Nevsky, y ahora estoy terminando un trabajo de dos grandes volúmenes. Cada uno de los volúmenes será de 1000 páginas y estarán dedicados a la historia del monasterio de Alexander Nevsky en el siglo XX. Además de éso, la editorial del monasterio, publicará varios de mis libros, por ejemplo, entre ellos, sobre el patronato del monasterio sobre la Iglesia de San Alexander Nevsky, en Bizerta, Túnez, a donde, desde Crimea, viajó la última flota rusa bajo la bandera de San Andrés, y en donde, en el transcurso de varias décadas, fue muy activa la vida de la iglesia rusa. Por lo tanto, este libro estartá dedicado a la historia de las iglesias rusas, a las comunidades rusas en Túnez, y ahora este libro lo estoy terminando, espero que sea lanzado el próximo año.

Pero, además de eso, estoy preparando otro libro: "La vida y los versos espirituales de uno de los últimos confesores del monasterio de Alexander Nevsky, el archimandrita Sergei Belyakov", que fue uno de los nuevo mártires, murió en 1930. Así también, sigo estudiando la historia de las Iglesias Ortodoxas durante la Segunda Guerra Mundial, y no sólo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, sino, sobre todo, de las demás Iglesias. En particular, yo estudio sobre el período de la ocupación alemana a los Balcanes, y ahora he preparado una nueva monografía sobre el tema. Espero que el próximo año salga a luz, allí ya estarán reflejadas las historias de la Iglesia Ortodoxa de Bulgaria, de la Iglesia Ortodoxa de Serbia y, en parte, la historia de las Iglesias Ortodoxas de Rumanía y Grecia, durante la Segunda Guerra Mundial, también serán desarrolladas y algunas otras historias en los marcos de estas mismas investigaciones.

Preparo también ahora un gran trabajo acerca de la relación de la Iglesia Ortodoxa hacia el Holocausto. Gran parte de este trabajo fue publicado recientemente en el portal Bogoslov.Ru, pero yo espero continuar con esta investigación, y al final después de varios años, completar una monografía sobre el tema.

Por cuanto yo trabajo en el archivo, continuo una actividad de investigación y de publicación de materiales. En este momento, yo, junto a otro autor, que es jefe de uno de los departamentos científicos de nuestro archivo, preparo una colección de documentos sobre la historia de la diócesis de San Petersburgo después del final de la Segunda Guerra Mundial, de 1945 a 1991. Otra colección de documentos de nuestra iglesia, que está ya casi listo, y que se refiere a la historia de dos cementerios de San Petersburgo: Mitrofanjevskoe y Golumovskoe, ortodoxo y de los viejos creyentes. Hay muchos documentos de interés, el hecho es que ahora ha surgido el problema sobre la conservación de estos cementerios, ya que se está planeando en algunas de las partes de estos cementerios construir casas. La publicación de estos documentos es muy importante, esto ayudará a preservar la memoria de estos cementerios y de los templos que estaban allí: tres iglesias, en el cementerio ortodoxo, y dos – en el de los viejos creyentes. Ellas fueron demolidas durante la era soviética, pero ahora existe la posibilidad de su restaruración. Y esto es sólo parte de mis proyectos.

Ponomareva M.: Mijaíl Vitalyevich, Usted ha dicho de que Usted efectua investigaciones no sólo sobre la historia de la Iglesia Ortodoxa Rusa, sino que también y de las demás Iglesias ortodoxas. ¿Cree usted que existe una diferencia sustancial entre la trayectoria histórica de la Iglesia Ortodoxa Rusa y las demás Iglesias Autocéfalas?

Shkarovsky M.V.: Cada una de las Iglesias Ortodoxas tiene sus propias características. Si se toma por ejemplo a la Iglesia de los Balcanes, se debe tener en cuenta que ésta varios siglos estuvo bajo el yugo otomano. Además, es preciso recordar, que debido a que estos países habían pertenecido al Imperio Otomano, de hecho, hasta la segunda mitad del siglo XIX, y algunos incluso hasta el comienzo del siglo XX, todo éso dejó una gran huella en sus tradiciones y en los diferentes aspectos de sus vidas. No voy a detenerme en éso, pero, el desarrollo de estas Iglesias, en el siglo XX, en mucho difiere del desarrollo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, ya que en el período soviético esta fue sometida a una severa persecución por varias décadas. Una gran cantidad de nuevos mártires aparecieron en muchas Iglesias Ortodoxas Autocéfalas, pero, en ninguna de ellas hubieron tantos reprimidos, fusilados, víctimas por su fe, como hubieron en la Iglesia Ortodoxa Rusa. Aunque, sin embargo, hubieron realmente Iglesias que fueron sometidas a severas persecuciones, a lo mejor, sobre todo, la Iglesia Ortodoxa de Albania, que fue totalmente prohibida en la década de los años 60. Debido al poco número de la feligresía, la trágica experiencia de esta Iglesia, aunque no fue por mucho tiempo, bien podría ser comparado con lo experimentado por la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Hubieron Iglesias que sufrieron durante la ocupación alemana, así como la Iglesia Ortodoxa Rusa y Griega: ellas tuvieron que sufrir las represiones por parte de los ocupantes alemanes, mientras que el gobierno de los países, de donde eran estas Iglesias, colaboraba con la Alemania nazi, por ejemplo, en Bulgaria y en Rumania.

Un tema interesante es el de las relaciones de estas Iglesias con la emigración de creyentes de la Iglesia rusa. Algunos de sus representantes tenían una amplia experiencia de interrelación y cooperación fructífera con las Iglesias Autocéfalas, especialmente en Yugoslavia y en Bulgaria. En esos estados, la emigración de la iglesia rusa no sólo se estableció, sino que  hizo una contribución muy significativa al desarrollo de la teología, a la reactivación de la vida monástica (como por ejemplo en Yugoslavia), en el desarrollo de la vida parroquial, y por lo tanto,  hubo un acercamiento entre las tradiciones de Rusia y, digamos, con las de Bulgaria, de Serbia. En estos países, la interrelación con la emigración de la iglesia rusa, en los años 20 – 30, fue muy intensa. Pero, al mismo tiempo, en Rumania y Grecia, por ejemplo, esto no fue así, ya que estos países se negaron a recibir una cantidad significativa de emigrantes rusos. Particularmente negativa fue la relación hacia los representantes de la emigración rusa en Rumania, incluso, tuvieron lugar algunos conflictos. Debido a que Moldavia fue anexada, en Rumanía surgió hasta toda una red de comunidades secretas rusas, que fueron sometidas a una severa persecución, ya que se les obligaba a pasar del idioma eslavo eclesial al rumano, así como también, del calendario juliano al nuevo calendario juliano, y sobre esta base hubieron represiones en masa contra el clero ortodoxo, que no quería cumplir con estas exigencias.

Qué es lo que quiero decir: los caminos del desarrollo histórico de las distintas Iglesias Autocéfalas fueron bastante diferentes, lo que a su vez, en los años 60, se manifestó en una actitud distinta hacia el movimiento ecuménico y  del paso al “nuevo calendario juliano”. El idioma eslavo eclesial, por ejemplo, en escala significativa sólo se conserva en la Iglesia Ortodoxa de Serbia, etc. Se puede hablar mucho sobre este tema...

Ponomareva M.: ¿Cree Usted que la historia de la Iglesia Rusa ha sido estudiada a fondo en el mundo? ¿O todavía existen lagunas?

Shkarovsky M.V.: Por supuesto, hay, y bastantes. Esto se debe al hecho de que el verdadero estudio científico de la Iglesia Ortodoxa Rusa no comenzó sino hasta 1990, y más exáctamente, hasta fines de los años 90. Propiamente, sólo entonces apareció la primera buena colección de documentos, aparecieron las primeras monografías serias, y desde esos diez años que han pasado hasta ahora, creo yo, se han hecho sólo las primeras aproximaciones al tema. Existen serios problemas para el posterior desarrollo de la historia de la Iglesia, y uno de los más importantes, es que hasta ahora siguen siendo inaccesibles muchos documentos de diferentes archivos, incluso, en los años 90, los archivos eran mucho más accesibles para las investigaciones de lo que son actualmente. Esto se refiere a los archivos presidenciales, a los archivos de la seguridad del estado, a algunos archivos estatales, en particular, a los antiguos archivos del partido, de los cuales fueron cerrados algunos fondos que eran accesibles en los años 90.

Desafortunadamente, esta tendencia a restringir el acceso de investigadores, incluyendo a los de la iglesia, a los materiales de archivo continúa evolucionando, y está tomando ahora algunos nuevos síntomas negativos: por ejemplo, en estos momentos, en la ciudad de Arjángelsk, está teniendo lugar un proceso jurídico en contra de uno de los historiadores de esta ciudad, que es el jefe de la cátedra de historia de la Universidad de Pomorje, Mijaíl Suprun, el cual estudiaba materiales sobre las represiones a los alemanes, que fueron asentados en la región de Arjángelsk. Se le acusa de violar la ley sobre la conservación de la privacidad, que se adoptó en la década de los años 2000, y que en mucho restringe el acceso a los materiales de los sometidos a represión. Pero no están disponibles, no sólo una parte de los materiales sobre las represiones, sino también una parte de las directivas de los órganos del partido, de los órganos de la seguridad del estado en relación hacia la iglesia, y esto se refiere incluso a la década de los años 1920. Haré mención sólo una historia - las conversaciones con el mitropolita Sergio (Stragorodsky), que entonces era el suplente del mestoblyustitel ( El que ocupa el puesto del patriarca en ausencia de éste último. Not. Trad.) del trono patriarcal, antes de su liberación en 1927: ¿bajo qué condiciones él fue puesto en libertad?, ¿qué tipo de política, en relación a esto, más tarde se vió obligado a realizar?. Todo esto aun en gran medida no está claro. Temas que aun quedan sin investigar, y que son claves para la historia de la Iglesia Ortodoxa del siglo XX, por desgracia, todavía son bastantes.

Otro problema es la preparación de una nueva generación de historiadores de la Iglesia. Todavía a principios de los años 90, yo sentía mucho optimismo con respecto a este proceso, pensaba que en los próximos años aparecerían una gran cantidad de nuevos investigadores. Pero, por desgracia, han pasado ya desde entonces casi 15 años, y en realidad, son muy pocos los nuevos historiadores de la Iglesia. En este sentido, a las escuelas teológicas, tal vez, les queda mucho aun por hacer.

Yo mismo soy profesor en la Academia Teológica de San Petersburgo, del departamento de historia de la Iglesia, y veo que la gran mayoría de los trabajos científicos, que escriben los estudiantes, por desgracia, son de bajo nivel, y casi ninguno de ellos se convierte en un historiador serio de la Iglesia.

Ponomareva M.: Dígame, ¿Cuál cree Usted debe ser la forma ideal para la interrelación Iglesia-estado en Rusia?

Shkarovsky M.V.: Pienso que esta no es una pregunta para mí, ya que no tiene relación directa con la historia de la Iglesia. Más bien, es un proyecto ideal, que debe ser llenado de un contenido específico para cada época histórica. Ahora en Rusia existen sus propias características. Tal vez no tiene ningún sentido para mí hablar sobre este tema. Es más bien una pregunta para los sociólogos y teólogos, que para los historiadores.

Ponomareva M.: Entonces una pregunta a Usted como historiador: como es conocido, las personas deben aprender de la historia. ¿Qué debemos aprender de nuestra Iglesia? ¿Qué errores del pasado, en su opinión, se deben evitar?

Shkarovsky M.V.: Si de tomar la historia de la Iglesia Ortodoxa en el siglo XX, entonces, por supuesto, hay lecciones que deben tomarse en cuenta. En particular, a principios del siglo XX la relación de la Iglesia con el estado era demasiado estrecha, lo que es bien sabido. De hecho, la Iglesia Ortodoxa era parte del mecanismo estatal, el departamente de asuntos religiosos. Tal relación y sometimiento de la Iglesia al estado condujo, por una parte, a una seria crisis interna de la Iglesia, al enajenamiento de la Iglesia por una parte considerable de los fieles. Por otro lado, permitió, después del cambio drástico del sistema social, al nuevo gobierno acusar a la Iglesia de que ella era un instrumento del antiguo régimen, del régimen depuesto, y por eso, al ampliar su represión al viejo mecanismo estatal, pues, lo extiende también y a la Iglesia. Precisamente, tal relación, demasiado estrecha, e incluso hasta cierto punto de  subordinación de la Iglesia al Estado, en cualquier caso, es lo que se debe evitar.

Otra lección es, quizás, la de los años 1920-1930: este período de tiempo fue, por una parte, el tiempo de una heroica defensa de la Iglesia por parte de muchos miles de fieles, de decenas y centenas de miles de clérigos y laicos. Esta lección - la hazaña de los mártires – sin falta hay que tener en cuenta,  promulgarla. Hasta el momento, no sólo  ha sido muy poco estudiada, sino también y poco puesta en práctica en la vida real de la Iglesia – de cada parroquia, ya que en miles de parroquias hubieron sus mártires, y las personas que ahora asisten a estas iglesias, deberían conocer estos nombres, y la hazaña espiritual de los que sufrieron por su fe, todo esto con el fin de estar listos para el futuro, tal vez, pudiera ser utilizado algo de esta experiencia, en todo caso, la memoria de estas personas debe estar presente. Por otro lado, los años 20 y 30,  fue también un tiempo de muchos cismas y divisiones  en la Iglesia, que también se deben evitar en el futuro. Es necesario por eso estudiar la historia de los cismas y divisiones, en cierto sentido, íncluso, útiles para la Iglesia y que, afortunadamente, la mayoría ya han sido superados, pero aún no completamente. Los cismas y las  divisiones ocurrieron tanto dentro del país, así como y en el extranjero, en particular, la así llamada rama Eulogiana, de la Iglesia Ortodoxa Rusa, el Exarcado de Europa Occidental, que todavía sigue separado de la Iglesia Rusa y que está ahora bajo la jurisdicción del Patriarcado de Constantinopla.

Muchos son los problemas con las parroquias rusas en los EEUU, bueno, problemas los hay también en el territorio de Rusia, así como en el antiguo espacio post-soviético. Una nueva ola de separación se produjo ya en la década de los años 1990, y otra vez, la Iglesia no estaba preparada para ello, y no pudo contraponer nada. Por supuesto, hubieron decisiones correctas, pero también hubieron errores.

Otro problema grave: durante el período soviético la Iglesia perdió el hábito del trabajo social en general, de la labor misionera y otras actividades similares, ya que sólo se permitía la actividad liturgica en las parroquias. Cuando en los años 90 aparece nuevamente la oportunidad de la participación activa de la Iglesia en la sociedad, resultó que ella, en gran medida, no estaba preparada para esto. Esto está relacionado a muchos errores cometidos en ese período.

Se debe también sacar lección de la inexitosa experiencia de la participación de la Iglesia Rusa en la actividad política del estado, que tuvo lugar en el siglo XX.

Otra lección es la experiencia de democratización de la Iglesia. Una etapa muy importante en este sentido fue el Concilio Local de toda la Iglesia Ortodoxa Rusa en los años 1917-1918, que no terminó con su trabajo, pero que pontencialmente hizo mucho para una posible democratización y para el desarrollo del principio conciliar. Desafortunadamente, esta experiencia ha sido en gran parte perdida, y ahora sobrevive sólo con gran dificultad. Creo que en este sentido, la Iglesia Ortodoxa Rusa tiene mucho por hacer.

Ponomareva M.: Algunas de sus obras están dedicadas a la historia de la misión de la Iglesia Ortodoxa Rusa. ¿Cuáles han sido los triunfos de esta misión? ¿Cuáles han sido las causas de los fracasos?

Shkarovsky M.V.: Básicamente, yo he estudiado la historia de la Iglesia Ortodoxa Rusa en el siglo XX. Dentro del país, en este tiempo, el trabajo misionero tenía  grandes dificultades. Una masiva actividad misionera fue posible sólo en algunos períodos muy cortos de tiempo, especialmente durante la Gran Guerra Patria, y sobre todo en los territorios ocupados. Aquí el campo para la actividad misionera era bien amplio, y, en principio, fue coronada con un gran éxito. Esta actividad no sólo es bien conocida por la misión ortodoxa de Pskov. En Belarús, en Ucrania, y en otras zonas ocupadas, se abrieron alrededor de 10.000 iglesias ortodoxas, y un número significativo de la población local volvió a la fe de nuevo. Sin embargo, este periodo fue corto.

En lo que se refiere a la obra misionera en el extranjero, pues, aquí, en el siglo XX, en general, fue única, ya que en el extranjero resultaron encontrandose toda una pléya de de prominentes teólogos rusos, misioneros, predicadores. Más de dos mil clérigos se fueron en la primera ola de emigración, entre ellos, más de 40 obispos, muchos de ellos jerarcas prominentes. Como resultado se continuó la actividad de las misiones rusas, que había tenido inicio antes de la revolución, en particular, la china, coreana, japonesa, americana, la de Jerusalén y la de Urminsky, en Persia (Irán), aunque también surgieron nuevas misiones en países donde nunca antes habían existido, por ejemplo, en la India, e incluso en algunos países europeos: Eslovenia, Eslovaquia.

El clero ruso, que se encontró en el extranjero, era, a su manera, elitario. Y si los representantes del mismo se establecían en países ortodoxos, pues, resultaban siendo mucho más preparados, activos, creativos, que los representantes del clero ortodoxo local, precisamente por  eso es que los clérigos rusos hicieron una gran contribución al desarrollo de las Iglesias ortodoxas en los Balcanes. Pero, si a ellos les tocaba vivir en países no ortodoxos, como, por ejemplo, diremos, en países católicos, entonces, y allí se dedicaban a una actividad misionera activa. Cabe señalar que en los años 20-30 surgieron varias nuevas Iglesias Ortodoxas, en la creación de las cuales tomaron parte activa, en el transcurso de su trabajo misionero, los sacerdotes rusos, y algunos de ellos hasta encabezaron el proceso de formación de estas Iglesias. A modo de ejemplo se puede mencionar a la Iglesia Ortodoxa de Albania, que el primer jefe de la cual, el mitropolita Bessarion (Dzhuvani),  fue ordenado por dos jerarcas rusos emigrantes, uno de los cuales, el arzobispo Hermógenes (Maximov), hasta fue considerado como posible futuro jefe de la nueva Iglesia.

Surgieron, entre ellas, y algunas Iglesias Ortodoxas no canónicas, en particular, la Iglesia Ortodoxa de Croacia, a la cabeza del mismo mitropolita Hermógenes (Maximov). Alrededor de la mitad del clero de esta Iglesia eran inmigrantes rusos. Durante la guerra fue fundada la Iglesia Ortodoxa de Hungría, que también era dirigida por un sacerdote ruso, el protopresbitero Mijaíl Popov. Luego surgió la Iglesia Ortodoxa de Checoslovaquia, en el nacimiento de la cual, una vez más, los inmigrantes rusos desempeñan un papel muy importante, etc.

En Francia los sacerdotes rusos desplegaron una vigorosa actividad teológica y misionera. Algo similar ocurrió en Gran Bretaña. En general, se puede continuar la lista... Fue realmente el inicio de una gran obra misionera rusa en el extranjero, estudio de la cual sólo ha comenzado. Por ejemplo, se está preparando una edición de varios volúmenes sobre la historia de la emigración de creyentes rusos. Hasta ahora sólo se ha preparado el primer volumen, pero todavía no se ha publicado. En lo que se refiere al estudio de la historia de la emigración de creyentes de antes del año de 1917, que es como uno de los antecedentes del futuro desarrollo de labor misionera en el extranjero, pues, todavía queda mucho por hacer.

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