Arzobispo Juvenal saluda a la grey ortodoxa del mundo
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-Bienamados servidores del Altar del Señor, piadosos monjes y monjitas, queridos hermanos y hermanas, oyentes de la radio La Voz de Rusia. Todos los años, con un enternecimiento especial del corazón y la palpitación de alegría espiritual celebramos el nacimiento de Cristo. Aquellas circunstancias modestas en las que llegó a la Tierra, el hijo de Dios, humildemente, constituyen una enseñanza para el mundo contemporáneo, y para cada uno de los que hoy se empeñan en alcanzar la gloria perecedera y la prosperidad aparente. El Redentor nació en un oscuro y frío portal, símbolo de la orfandad. En los Santos Evangelios se consigna que acudieron a postrarse ante el hijo de Dios tanto modestos pastores como sabios del Oriente. En aquel día de la magna fiesta, la ciudad de Belén se torna parecida al cielo. En lugar de las estrellas están los ángeles que cantan a la gloria, y en lugar del sol patente, el sol infinito e inconmensurable de la verdad. 

No obstante que la magna fiesta del nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre sucedió hace más de dos mil años, esta celebración no ha perdido nunca su vigencia. Pues, año tras año recuerda a la Humanidad los valores cristianos básicos que es indispensable preservar con vehemencia , subraya monseñor Juvenal. 

El arzobispo aprovecha para recordar que 2011 no fue un año simple para la sociedad rusa, así como para la Iglesia. Sin embargo, tanto los clérigos como los laicos empeñaron no pocos esfuerzos para el resurgimiento, y el robustecimiento de las tradiciones ortodoxas y de la fe en el país, para la construcción de templos y el desarrollo de innumerables proyectos sociales. Todo esto tendrá que ser continuado también en 2012. 

-Saludo a todos y cada uno con motivo de la fiesta radiante y redentora del mundo del mundo de la Navidad de Cristo y del Año nuevo. ¡Que la bendición del Altísimo sea con todos ustedes!,- concluye su mensaje el arzobispo Juvenal.

La Voz de Rusia

 


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